jueves, 28 de diciembre de 2017

OTROS CUENTOS NAVIDEÑOS NUEVOS


AMIGO INVISIBLE


El otro día estaba con mis amigas y como nos aburríamos decidimos jugar a algo, y ya que se estaba acercando la Navidad jugamos a un amigo invisible. Bea era una joven a quién le gustaba mucho la época navideña y como a todas las niñas, le encantaba recibir regalos.
El juego consiste en comprar pequeños regalos a quién te tocaba en el sorteo. Un día se tenían que reunir todos y se tenían que dar el regalo y adivinar quién se lo había regalado.
Este año, Bea tenía planeado regalar tarjetas navideñas y caramelos como todos los años. No quería gastarse dinero en comprar algo de valor a la otra persona, lo único que le importaba era lo que iba a recibir.
Llegó el día de el sorteo, cuando metió la mano en la bolsa, cogió un papelito y le tocó ser el amigo invisible de María, una compañera de la clase.
Los regalos que Bea recibía eran muy simples. Cuando llegó el día de reunirse, todos estaban contentos menos María y Bea.
María dijo triste:
-Mi amiga invisible es Bea
-Sí, soy yo. Yo no tengo ni idea quién ha sido el mio, pero lo que si se es que fueron los peores regalos.
Pablo dijo:
-Yo fui tu amigo invisible, y escogí esos regalos para tí, porque fue lo mismo que recibí yo de tí el año pasado. Este es tu regalo verdadero, solo quería que aprendieras que tienes que pensar en los demás y no solo en lo que vas a recibir tú.
Bea se emociono mucho porque cuando vio el regalo, era la muñeca que toda su clase quería. Entonces se acercó a María y le dijo:
Resultado de imagen de niña jugando con muñecas-Creo que tú te mereces esto, ya que nunca pensé en lo que te gustaría a tí.
María sonrió y se abrazaron.
Fue entonces cuando Bea descubrió que te sientes mejor cuando regalas en vez de cuando lo recibes.



                                           MIRANDA GARCÍA , 1º ESO G-4




LA ESTRELLA DE NAVIDAD

            Aquella noche no podía conciliar el sueño, llevaba ya tres horas sin poder dormir, esperaba impaciente llegar al aeropuerto para cruzar medio mundo, sólo para verles, a ellos, a mi querida familia, que llevaba tanto tiempo esperando. Debí dormirme a las cuatro y por eso no escuché el despertador. Yo debía estar a las seis y media en el aeropuerto, pero no llegué. Me desperté a las siete y corriendo lo preparé todo. Cerré la puerta de ese frío, oscuro y solitario apartamento de aquella calle tan céntrica de Nueva York. Cogí un taxi y cuando llegué eran ya las ocho menos diez.

            En el aeropuerto pregunté sobre el próximo avión, me dijeron que era a las 10:30 ¿Cómo iba yo a aguantar tanto tiempo esperando? No tenía otra opción, entonces compré el billete y volví al  apartamento para revisarlo todo. Al final no me olvidé de nada, pero como me había ido de allí tan deprisa quise volver. Cuando acabé eran las 9:30, así que fui a tomarme un café.

            Volví a las diez al aeropuerto, allí esperé hasta que embarqué en el avión. Entonces llamé a mis padres y les dije que en vez de volver a las doce y media llegaría sobre las cuatro o las cinco de la tarde. Era el día 22 de diciembre y me quedaba un largo camino.

            Decidí dormirme a ver si así se me pasaba más deprisa el tiempo, pero no fue así. Debieron de despertarme a la hora y media de dormirme. Recuerdo perfectamente que una azafata me avisó diciendo que había un problema en el avión; había que evacuarnos. Cogí mi equipaje de mano y salí corriendo de allí, junto a otra chica que también era española, estábamos  en unas islas portuguesas que no conocía.

            -¿Has oído? ¡Dicen que nos han evacuado por un aviso de bomba!- me dijo.
            - ¿Qué? ¿Una bomba?- pregunté sorprendida y asustada a la vez. Sentadas allí en el aeropuerto fue entonces cuando vi como salía aquel hombre esposado, al que llevaba la policía. Era alto, delgado, de piel clara++ con unos ojos verdes que hacían de su mirada algo siniestro y oscuro. Tenía una sonrisa débil, como si estuviera orgulloso de lo que había hecho. Su nariz era puntiaguda y alargada como la de una bruja.
            -Sí- dijo ella asustada. Y mirando al siniestro hombre dijo. - Dicen que él es quien la ha colocado, es un terrorista, pero todavía no han encontrado la bomba y quedan personas dentro, ¡corremos un gran peligro!.-

            Las dos estábamos tan preocupadas, en ese aeropuerto tan grande, lleno de gente , en el que había tanto ruido, tantos gritos.

            Entonces, un gran estruendo, el avión estalló en mil pedazos. Muchos murieron, fue una gran desgracia, tan triste. Pude salvarme junto a la otra chica, pero nunca olvidaremos ese momento, entre lágrimas lo recordaremos.

            Cuando llegué mi familia pensaba que había muerto, junto a las otras ciento siete personas que fallecieron.

Resultado de imagen de estrella de navidad            La noche de Navidad pude ver como una estrella iluminaba el cielo y supe entonces que ese astro tan blanco, resplandeciente, con un brillo que daba luz al oscuro cielo, fue la que me salvó la vida.


                                  LAURA SUÁREZ, 1º ESO G-4



EL DÍA MALDITO DE NAVIDAD

Un día, en un pueblo de Italia faltaba un día para que llegase la Navidad. Todos los habitantes del pueblo estaban colaborando para preparar el árbol de Navidad del pueblo, que era uno gigante.

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Cuando acabaron ya llegó la noche, todos los habitantes ilusionados se fueron a sus casas a dormir.
Al amanecer, cuando ya era Navidad todos los habitantes del pueblo salieron ilusionados para celebrar la Navidad, abriendo todos los regalos y cantando villancicos, pero cuando llegaron al lugar donde habían dejado su árbol se dieron cuenta de que todo había desaparecido.
Todos los habitantes sorprendidos gritaron: ¡Donde está el árbol! Se declararon todos para buscar el árbol. Después de estar mucho rato buscándolo, un hombre se dio cuenta de que había un hombre muy extraño, se acercó y le preguntó ¿Disculpe señor ha visto por aquí un árbol de navidad? El hombre nervioso le respondió ‘’ No he visto nada’’. Le notaron que estaba un poco extraño, entonces le dijeron a todos los habitantes que le iban a interrogar, pero el extraño salió corriendo, todos se pusieron a perseguirle.
Dentro de un rato mientras lo intentaban coger había desaparecido, entonces se pusieron a buscarlo, hasta que un señor encontró una extraña guarida. Al verlo, se adentraron todos, y después de estar un rato caminando encontraron a ese extraño y lo interrogaron preguntándole donde está el árbol de Navidad del pueblo.
El extraño al fin, confesó les dijo que se lo había llevado porque el era un pobre hombre solitario, y para no sentirse solo se llevó el árbol de Navidad y todos los regalos. Todos los habitantes, aunque estuvieran un poco enfadados les dijo todos al extraño ‘’Si quieres te puedes venir con nosotros a celebrar la Navidad, sin tener que robar’’, el extraño les contestó:¡Me encantaría!
Entonces ya todos pudieron celebrar la Navidad felizmente y que el extraño ha aprendido que, no hay que robar, simplemente hay que relacionarse con los demás.

JUAN LUIS BERNAL ORTEGA, 1º ESO


LA GRAN NAVIDAD

Llega la Navidad en un pueblo de Rumania y todo el mundo se prepara, menos un señor solitario y enfadado .

Una semana antes de Navidad un niño llamado Daniel con su hermano , preguntaron a aquel hombre. Les dijo que se fueran , pero ellos le hicieron la misma pregunta y les dijo que
ya no celebra la navidad. Lo hizo con una historia.
- Cuando era pequeño yo creía en la Navidad, pero mi familia no. El día de Navidad no me trajeron ningún regalo y a los demás niños estaban con sus juguetes , desde entonces ya no creo en la navidad por culpa de mi familia .

Los niños preguntaron: ¿por qué sus padres habían sido tan malos ? Y él dijo que no sabía porqué .

Daniel y su hermano se fueron pensando cómo ayudarle . Así que decidieron comprarle algún regalo y decorarle la casa para que fuera más feliz .

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Cuando aquel señor vio lo que aquellos niños hicieron por él, se puso muy contento, y el 24 de diciembre fue a misa a celebrar la Navidad con todo su pueblo , y después fueron a cantar villancicos. 


Desde entonces siempre celebra la NAVIDAD .


Beniamin Marius Tiriteu, 1º ESO

Un trato con Papá Noel.
Esta es la historia de Roberto, un niño de 8 años, avaricioso, que lo quería 
todo para él, dispuesto a renunciar a lo que fuera por un montón de regalos.
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Roberto estaba muy enfadado por los pocos regalos que había recibido la Navidad anterior. La carta que escribió a Papá Noel aquel año resultó tan dura que el mismo Papá Noel fue a visitarlo unos días antes de Navidad.
- ¿Por qué tanto enfado y tantos regalos? - preguntó Papá Noel-  
-¡Tienes muchos amigos y amigas con los que pasar buenos ratos y jugar!- dijo Papá Noel-.
- ¡Me da igual! Quiero más juguetes y menos amigos.
Y tan molesto estaba que el bueno de Papá Noel, tuvo que proponerle un trato:
- Está bien. Como muchos otros niños me han pedido tener más amigos, te daré un regalo más por cada amigo al que renuncies para que se lo pueda ofrecer a otros niños.
- ¡Hecho! - dijo el niño sin dudar -.
Aquella Navidad Roberto se encontró con una enorme montaña de regalos. Tantos, que dos días después aún seguía abriéndolos. El niño estaba feliz, gritaba a los vientos lo mucho que quería a Papá Noel,  y hasta le escribió varias cartas de agradecimiento.
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Luego comenzó a jugar con sus regalos. Eran tan alucinantes que no pudo esperar a salir a la calle para mostrárselos a los demás niños. 
Pero, una vez en la calle, ninguno de los niños mostró interés por aquellos  juguetes ni tampoco por el propio Roberto , ni siquiera cuando este les ofreció probar los mejores y más modernos aparatos. 
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- Vaya- pensó el niño - supongo que me he quedado sin amigos-. Bueno, pensó, tenía a sus juguetes.
Y Roberto volvió a su casa. Durante algunas semanas disfrutó de un juguete nuevo cada día, y la emoción que sentía al estrenar un juguete todas las mañanas le hizo olvidar su falta de amigos. Pero no había pasado ni un mes cuando sus juguetes empezaron a serle aburridos.
 Siempre hacían lo mismo,  y la única forma de cambiar los juegos era inventándose nuevos mundos y grandes aventuras, como hacía habitualmente con sus amigos. Sin embargo, hacerlo solo no tenía mucha gracia.
Entonces empezó a echar de menos a sus amigos. Se daba cuenta de que cuando estaba con sus amigos, siempre se les ocurrían nuevas ideas  y  formas de adaptar sus juegos ¡Por eso podían jugar con un mismo juguete durante semanas! Y tanto lo pensó, que finalmente llegó a estar convencido de que sus amigos eran mucho mejores que cualquier juguete.
Y tras un año de mortal aburrimiento, al llegar la Navidad escribió a Papá Noel una humilde carta en la que pedía perdón por haber sido tan tonto y estúpido de cambiar sus mejores amigos por aburridos juguetes, y suplicaba recuperar sus antiguos amigos.
 Desde entonces, no dese
ó por Navidad otra cosa que tener muchos amigos y poder compartir con ellos momentos de juegos  y alegrías, aunque fuera junto a los viejos juguetes de siempre.
Ángel CS
1º ESO C GRUPO 4
Lengua Castellana y Literatura, Navidad 2017


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