viernes, 4 de diciembre de 2015

CUENTOS DE NAVIDAD I (2015)

De nuevo llegan fechas importantes.
Y otra vez bonitas y entrañables historias salen de nuestros niñ@s.
LOS QUERUBINES DE UN POBRE
Llegaba la navidad en París, Francia. Se adornan tiendas, casa, todo se engalana para vivir la fiesta que une a las familias alrededor de la mesa ese esperado día 25 de diciembre. El ambiente por las noches es fantásticos con los alumbrados, la emblemática torre Eiffel y cayendo los primeros copos de nieve. En fin, parece que esta fiesta solo tiene una cara buena, pero ¿Por qué todo el mundo cree eso? Pues porque nadie se acuerda de los más necesitados, aquellos que tú vas viendo escaparates con iPhone, abrigos de pieles y los pasas desapercibidos. Bueno, pues os voy a contar una historia de una de las personas de este gremio en particular.
Cristian, se llamaba el amigo de esta bonita pero un poco dramática historia, él era huérfano y vivió con muchas familias de acogidas de padres como cencerros para que nos entendamos, y cumplió la mayoría de edad y se fugó de la casa de dos ancianos ya de 65 años a los que se dedicaba a cambiarle pañales, intentó buscar trabajo, la educación que el tubo no fue excelente que digamos aunque pienso que si hubiera tenido las oportunidades, habría sido un excelente científico, matemático, o quien sabe… pues fue muy desgraciado en su vida y acabo pobre como las ratas y en la calle, solo le quedaba la esperanza de que fuera a ocurrir un milagro, una familia con la que se llevó años lo educo s en la fe cristiana y desde que vivía en la calle dormía en un parque colindante a la iglesia de Saint-Sulpice y solía entrar a rezar o se quedaba en la puerta oyendo a misa. Pues mientras tanto en el cielo dos pequeños querubines eran me parece a mí ya de las pocas ‘personas’ si así se le pueden llamar que se preocuparon por él. Los dos querubines vista la situación de Cristian decidieron decirle a Dios que si podían ayudar a aquel desgraciado hombre, y Dios accedió a que lo ayudaran y por fin tuviera una prospera vida. Al portón de cielo llamaron y allí les esperaba san pedro,
-¿Qué se os ha perdido por aquí a vosotros pequeños querubines?
-la grata vida de un buen hombre es lo que se nos ha perdido san pedro, a sique Dios nos ha mandado a la tierra para que se la encontremos.
-bueno pues si es de parte del, tomad las llaves de cielo que yo aquí estaré guardando el portón.
Los dos pequeños querubines hasta la torre Eiffel bajaron y por Notre Dame pasaron hasta llegar a aquella humilde iglesia en la que él se encontraba.
-bueno ya sé que hay que darle a este desgraciado hombre, se le da muy bien el dibujo, por lo que veo en estos papeles que acaba de tirar a la basura, pues tengo una idea vamos a hacer que multitud de gente vea sus modestos dibujos.
Pintando el parque teñido de blanco se encontraba Cristian, una y otra vez pinto, pues esos dos angelitos el viento hicieron nacer y los papeles salieron volando y todas las personas que salían de la iglesia admiraron sus dibujos, le echaban tal cantidad de limosnas que se compró todos los utensilios necesarios para llevar a cabo las obras maestras que eran sus dibujos, la gente le llegaba a encargar dibujos y fueron cada vez más famosos en todo parís, ahorro y ahorro y fue comprándose ropa y cumplió su sueño por fin se compró una sencilla casa en la que tenía su taller y la gente le compraba cuadros y al final consiguió encontrar su amor gracias aquellos ángeles y formo una familia y ya no pasó ninguna navidad más en la fría calle, pero nunca dejó de ir a la iglesia.     
FIN
 Antonio Ignacio Cruz Colchero. 3 ESO A


·  Una historia de Navidad  ·

Esta es la historia de Don Alberto, un anciano que residía en un asilo de lujo. Fue un abogado de prestigio, vivía en un estatus alto, con buenos contactos, amistades de buen nivel y económicamente bien situado.
Pero las circunstancias hicieron que su vida se le truncara. A la vez que pasaban los años, perdió a un hijo en un accidente de tráfico y su mujer murió de una gran enfermedad. A raíz de estos sucesos, le sucedió una enorme depresión y, solo y viejo, tan solo pensaba en la muerte.
Al llegar la navidad se dio cuenta de que hay cosas que se pueden hacer en la vida por los demás que también te pueden te pueden alegrar a ti mismo, cómo ayudar a los desvalidos, apoyar a los demás o cosas tan simples como regalar una sonrisa, cosas que no valen apenas nada pero que son de gran valor para el que lo recibe.
La Navidad es una fecha muy importante para darse cuenta de que aunque creas que el mundo se te viene encima, hay gente que realmente están mucho peor que tú, a las que debemos ayudar. Hay un dicho que dice es más feliz el que da, que le que recibe.
Y a partir de aquella Navidad dedicó sus últimos años a los demás y olvidó sus problemas y sus penas, porque pensándolo bien no adelantamos nada lamentándonos. 
Lucía Naranjo (3º ESO A)

LA NAVIDAD
Érase una vez un pueblecito muy lejano, en el que había una familia muy pobre que se dio cuenta de que llegaban las navidades y apenas tenían dinero para decorar su casa. Los niños estaban preocupados porque pensaban que si su casa no estaba decorada, ni Papá Noel, ni los Reyes Magos, se darían cuenta de ellos y no traerían ni regalos ni paz a su hogar. Tan sólo tenían un árbol sin adornos.
Un domingo por la tarde los dos hermanos, Pablo y Lucía, decidieron revisar el sótano para ver si encontraban adornos para poner a su árbol. Sacaron un montón de cajas y solo encontraron un álbum con fotos de la familia y cosas viejas de los abuelos que ya no se usaban. Intentando colocar todo de nuevo Lucía encontró una bolsa amarilla que no habían revisado y su sorpresa fue que cuando vieron doce bolas rojas de navidad. 

Estaban superansiosos por colocarlas en el árbol. Los dos niños se pusieron muy contentos y subieron las escaleras de la casa corriendo para enseñárselas a sus padres.    

Ellos sonrientes, les dieron permiso para decorar el árbol, mientras su madre decidió hacer un bizcocho de chocolate para merendar.
Los niños lavaron las brillantes bolas y las frotaron para quitar el polvo. Después se quedaron mirando al árbol para encontrar las mejores posiciones para cada una de ellas. Sin embargo, cuando las colocaron, su ilusión se vino abajo. Cuando llegaron sus padres les preguntaron extrañados:
- Niños, estáis serios ¿Qué ha pasado? – Preguntó el padre-.
- Nada papá, es que aunque las bolas estén colocadas, el árbol es muy grande y solo así queda feo.

 Le respondió Pablo-.

- ¿Sabéis qué podemos hacer? – dijo sonriente el padre-. Pintar postales de colores y colgarlas en el árbol.
- ¡Qué buena idea papá! – Respondió Lucía entusiasmada-.
La familia merendó tranquilamente y después se pusieron a pintar postales que les quedaron muy bonitas. Las colgaron juntos y sonrieron al ver el árbol porque ya no se veía tan feo.
El día de Navidad los niños se levantaron corriendo de la cama y gritaron cuando vieron que su árbol estaba lleno de regalos.
- ¡Mamá, Papá, mirad cuantos regalos, y hay una carta encima de uno de ellos! – gritó Pablo.
- Cógela hijo y léenos qué pone – dijo su madre que bajaba por las escaleras a toda prisa-.
Cuando Lucía y Pablo abrieron el sobre se encontraron con esta nota y se sintieron muy felices: “la familia es el mejor regalo que uno puede tener, disfrutadla. Feliz Navidad, Papa Noel.”

 Adrián Rodríguez Monsalves (3º ESO A)

Los sueños siempre se hacen realidad
Una vez en un cortijo muy lejano, vivía una familia muy pobre. La niña se llamaba Ana y el niño se llamaba Luis. Ellos como vivían a las afueras del pueblo no tenían muchos amigos. Los dos hermanos se pasaban el día y la noche juntos porque sus padres así se lo habían enseñado. En el colegio sus compañeros de clase se reían de ellos e incluso los ridiculizaban porque lo veían mal vestidos.
Cómo se acercaba la navidad la maestra propuso a sus alumnos hacer una pequeña fiesta para recibir a los reyes magos. Cada uno tenía que llevar algo para celebrar esta fiesta, pero ellos se pusieron muy tristes ya que para ellos era imposible pues sus padres no podían comprarle nada, así que decidieron no asistir al colegio ese día. Sus compañeros empezaron, a burlarse de ellos y les decían:
¡sois pobres, sois pobres, así que no vendréis a nuestra fiesta! Cuando regresaron al cortijo ellos se lo contaron a sus padres, entonces su madre les contó un cuento sobre la magia de la navidad.
Aquella noche Luis y Ana se durmieron pensando en que aquel cuento que su madre le había contado se haría realidad.
Cuando por la mañana se levantaron, desayunaron y se fueron para el colegio, ¡era el día de la fiesta!, la fiesta de la navidad, donde según el cuento de su mamá donde todos los sueños de los niños se hacen realidad, donde nada es imposible, donde todo está lleno de bondad, unidad, felicidad e igualdad.
Y así fue, Ana y Luis pudieron disfrutar de la fiesta como el resto de sus compañeros, pudieron lucir sus disfraces, comer de todo lo que había e incluso sus mismos compañeros le pidieron perdón por todo el daño que le había estado causando al burlarse y alejarse de ellos. La profesora felicitó a sus alumnos por sus comportamientos y a partir de ese día, Luis y Ana, fueron felices porque gracias a todo lo que la señorita había hablado con sus compañeros les habían servido para reconocer el verdadero significado de la Navidad.
Ana y Luis este año en su carta a los reyes magos, solo le daba las gracias porque sus compañeros les quería y reconocieron sus malos comportamientos.

Juan Aranda (3º ESO)


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